En medio del mensaje de aceptación cultural peligrosamente distorsionado y engañoso, en un mundo que grita: “Si de veras te preocupas por otras personas, debes estar de acuerdo en que sus creencias, valores, estilo de vida y las pretensiones de la verdad son iguales y tan validas como las tuyas”, no es de extrañar que nuestros jóvenes estén confundidos. Josh McDowell, junto a su hijo Sean McDowell eliminan la confusión y nos llevan de regreso a donde reside la única verdad… Jesucristo.
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